Una utopía: El mundo ideal…no tiene religión

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munfoPara los que no me creen que el problema de los “ateos” es más con la religión que con Dios (deberían llamarse “areligiosos”), revisando mis notas del libro “God´s Delusion” encontré esta parte del prefacio:

“Imagina, con John Lennon, un mundo sin religión. Imagina que no tengamos suicidas con bombas, ni 9-11, ni 7-7, ni Cruzadas, ni cazadores de brujas… ni particiones Indí­genas, ni guerras Israel-Palestina, ni masacres Serbio-Croatas-Musulmanes, ni persecución de Judíos por ser “asesinos de Cristo”, ni “problemas” en Irlanda del Norte, ni “asesinatos de honor”, ni tele-evangelistas de trajes y peinados brillantes quitándole el dinero a gente inocente (‘Dios quiere que des hasta que te duela’). Imagínate que no haya Isis para dinamitar estatuas antiguas, ni decapitación pública de blasfemos, ni tortura en la piel para las jóvenes que comenten el crimen de mostrar un poco de su cuerpo.”

Pareciera como que el mundo ideal es un mundo sin religión, y que los religiosos son nuestra única amenaza, soy partidario de Dios sin religión pero creo que tenemos problemas más grandes:
– Imagina una América Latina sin polí­ticos corruptos, sin robo de impuestos, donde los ancianos puedan llegar a cobrar los fondos de sus retiros sin tener que sufrir que después de haber trabajado tanto un verdugazazazo se lo robó y vive con su novia en Italia.
– Imagina un mundo donde los ricos no abusen de los pobres haciéndolos trabajar hasta el cansancio para pagarles una miseria.
– Imagina un mundo donde la gente tenga acceso al cuidado médico digno.
– Imagina un mundo donde el agua potable sea una realidad para todos.
– Donde la educación de buen nivel esté disponible para todo el mundo.
– Etcétera…

De imaginar, imaginarí­amos muchas cosas. Lamentablemente, querido Dawkins, hay muchas cosas que están podridas aparte de la religión. Aunque para Cristo el problema es solo uno: el podrido interior del hombre. Creo que un mundo ideal serí­a un mundo sin hombres aunque nadie disfrutarí­a entonces de ese idealismo. Pero ¿Qué tal un mundo de hombres restaurados? Piensa en eso.

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