Todos ustedes, los que confían en Dios, ¡anímense y sean valientes!

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jueves 03 de abril de 2014 – 09:09 a.m. 154

Israel andaba por el desierto, rumbo a la tierra prometida. Los años pasaban y daba la impresión de que el blanco estaba cada vez más lejos. ¿Alguna vez sentiste tú algo parecido? El otro día, un joven me dijo: «Traté de pasar el examen de ingreso en diez Universidades públicas y no lo logré, y para empeorar las cosas, no tengo dinero para pagar una Universidad particular. Creo que mi sueño de ser médico nunca se realizará».

Hubo un momento en que el pueblo de Israel también sintió que el desánimo se apoderaba de él, entonces Dios le dijo: «Guardad, pues, todos los mandamientos que yo os prescribo hoy, para que seáis fortalecidos, y entréis y poseáis la tierra a la cual pasáis para tomarla».* Esta es la primera vez en la Biblia en que aparece la expresión «sed fuertes», en hebreo jazaq. Esta expresión se repite 290 veces en el Antiguo Testamento. Este es el secreto del éxito. No hay manera de alcanzar los sueños ni de conquistar las metas siendo débil. Es imprescindible ser fuerte. Todo lo que vale tiene un precio. En el Brasil hay un dicho popular que afirma: «La caña es dulce, pero no es blanda». Solo los fuertes pueden pagar el precio del éxito.

En el versículo de hoy, el salmista se dirige a los desanimados. A aquellos que están cansados de luchar y luchar, y no conseguir nada. A aquellos que están a punto de desistir ante las dificultades que encuentran en el camino. «Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón». Es el desafío. Pero va más allá. Muestra el camino, la manera de adquirir fortaleza. El camino es: «Espera en el Señor». ¿No estás tú cansado de esperar? Sí, en el sentido de aguardar a que acontezca algo, pero el «esperar» de David es un «quedar a solas» con Dios. Buscarlo en oración. Meditar en sus enseñanzas, y tratar de descubrir la manera de alcanzar el objetivo.

Tal vez ahora tenga sentido lo que Dios le dijo a Israel: «Guardad, pues, todos los mandamientos que yo os prescribo hoy, para que seáis fortalecidos». Es el mismo concepto de David: «Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová». ¿Estás dispuesto a seguir con atención los consejos divinos? ¿Estás dispuesto a meditar en las enseñanzas divinas para una vida victoriosa? Asiste hoy al trabajo, o al colegio, recordando el consejo bíblico: «Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón».

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