Alejandro el Grande tenía en su ejército a un soldado que era cobarde, el cual se llamaba también Alejandro; y una vez el rey le dijo: “¡Cámbiate el nombre; o pórtate como un Alejandro!”.
Todos los que se dicen ser cristianos deben portarse como soldados de Jesucristo: fieles a Él, imitándolo, obedeciéndole,