Si tú piensas que nadie te quiere, pues te digo que hay alguien que te ama, su nombre es Jesús

Compartir

miércoles 27 de febrero de 2013 – 11:30 a.m. 336

«El amor verdadero»

Hace muchos años, cuando un médico trabajaba como voluntario en un Hospital de Stanford, conoció a una niñita llamada Liz quién sufría de una extraña enfermedad.

Su única oportunidad de recuperarse aparentemente, era una transfusión de sangre de su hermano de 5 años, quién había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado anticuerpos necesarios para combatir la enfermedad.

El doctor explicó la situación al hermano de la niña, y le preguntó si estaría dispuesto a darle su sangre a su hermana.

Por un momento, lo vio dudar antes de tomar un gran suspiro y decir; Si, lo haré, si eso salva a Liz.

Mientras la transfusión continuaba, el estaba acostado en una cama al lado de la de su hermana, observando cómo los médicos los  asistían, una sonrisa iluminó su rostro cuando vio que las mejillas de su hermana retomaban un color saludable.

De repente la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. Miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa: ¿A qué hora empezaré a morirme?

Siendo solo un niño, no había comprendido al doctor; él pensaba que le daría toda su sangre a su hermana… Y AÚN ASI, SE LA DABA…

De la misma forma Dios le preguntó a Jesucristo que si estaba dispuesto a dar su sangre y aun más, su vida, por amor a nosotros. Y El respondió que Sí, que estaba dispuesto a dar toda su sangre, y su vida por amor a la humanidad.

«Ofrecí mis espaldas para que me azotaran y dejé que me arrancaran la barba. No retiré la cara de los que me insultaban y escupían». Isaías 50:6 (Dios habla Hoy)

Si tú piensas que nadie te quiere, y sientes un vacío en tu corazón que nada ni nadie puede llenarlo. Pues te presento aquel que dio su vida por tí. El desea sanar tus heridas, consolarte y sobre todo entregarte su amor.

Así que ya no esperes mas, corre a los brazos de Jesús y déjate amar.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16

Por: Lourdes Villarroel

Compartir