¿Miembro o discípulo?

Compartir

Tomado de www.ministros.org

Optimized-chruch-members-336x360Pareciera que el término “cristiano” está de moda. Quizás por eso hoy día miles de personas se llaman cristianos y el número es cada vez más creciente. Gente de todos los estratos sociales, políticos, artistas, modelos, etc. se unen a seguir a Jesús, cosa que no se me ha dado el papel de cuestionar, digamos que “está de moda”. Pero muy pocas de estas personas sigue fielmente las enseñanzas de Jesús.

De hecho, si nos dedicamos a encuestar a un buen grupo de cristianos, nos daremos cuenta que dentro de cualquier iglesia, sea grande o pequeña, de moda o a la antigua, tipo museo o catedral, encontraremos que mucha gente tiene su propia versión del cristianismo. Me explico: si decidimos elegir una iglesia considerada cristiana, dentro de una denominación en la que creamos que se apega a los fundamentos bíblicos, con una asistencia promedio de 50 personas, para luego entrevistarnos con estos 50 miembros, haciéndoles preguntas que nos indiquen su nivel de creencia en los principios predicados por Jesús en la Biblia, nos daremos cuenta que probablemente:

1- Todos tienen su Versión Personalizada del Cristianismo.

2- Muchos sólo se apegan a lo que ellos personalmente consideran es verdad, lo otro (aunque sea considerado por cualquiera de los lectores de este blog como bíblico) para ellos es pura metáfora o era uso cultural de aquellos tiempos. Note por favor que esta persona no tiene la mínima noción de la cultura en tiempos bíblicos, pero por “obra y gracia del Espíritu” llegó a esa conclusión.

3- Ningunas han sido guiadas a un proceso para conocer más profundamente a Jesús al menos que sean predicas, conferencias o estudios bíblicos.

4- Otras ni siquiera practican o viven como cristianos en su entorno natural (trabajo, universidad, etc.)

Señores, estoy hablando de una realidad que es incluso mi realidad como pastor. Y no es una falla en la enseñanza bíblica, es solamente falta de discipulado, d-i-s-c-i-p-u-l-a-d-o.

Les ruego por favor que no me señalen como un extremista-ortodoxo-de-ultra-derecha, sino como alguien a quien le preocupa la condición de nosotros, como cuerpo de Cristo. Creo en que hay una profunda necesidad de crear un ambiente donde la gente pueda ser un discípulo de Cristo, más que un cristiano consumista.

Y no quiero hacerles creer que el problema es tan simple como “vamos a discipular”. Ese ha sido nuestro error, tratar de ponerle una curita (bandita, o bendita, dependiendo de que país seas) a una herida que está casi gangrenada.

Consideren por favor mi siguiente planteamiento:
Cuando alguien llega a una congregación cristiana, por más liberal que sea la congregación en cuanto al asunto de dejar que “el cambio suceda en esa persona” o que “el Espíritu haga su trabajo en esa persona” (les acentúo que las comillas no son por la duda de que sucedan esas cosas, sino porque son formas baratas de esconder nuestra posición real) sucede una de dos cosas:
1- La persona se obliga a si mismo a cambiar y a comportarse “cristiano”, para ser aceptado y poder ingresar a ser parte de los que participan en algunas cosas, o a ser considerado como un real “seguidor de Cristo”.

2- Alguien en la congregación, le dice: “esto es lo que hacen los cristianos y esto es lo que no hacen los cristianos.” O le pasa un manual de las cosas que hacen los “nacidos de nuevo”, acompañado con un: “Pero dejamos que sea Dios que te lleve a entender estas cosas.” Se olvidan de la presión que ya eso trae en la persona.

Resultado: nunca penetramos en el sistema de creencias de esas personas, porque por alguna fantasía humana que, lamentablemente, también clasificamos como espiritual bajo la categoría de “sentimos paz departe de Dios”, creemos que ya el “trabajo” estuvo hecho. Las consecuencias de algunas personas en el futuro: un odio masivo hacia Dios canalizado a través de su gente, la Iglesia, y a consecuencia de esto sombrea todas las congregaciones cristianas dentro de SPAM (o dañino al sistema operativo humano). Eso no es nada, lo peor es que perdimos a quien probablemente podría ser un discípulo fiel de Jesús (o, según el consumismo cristiano, un miembro).

Es sumamente necesario para nosotros no manipular la mente de las personas en orden de que encajen en nuestras congregaciones. Nuestras manipulaciones, pudieran parecer ser de ayuda y tener cierta “apariencia de sabiduría”, pero según Pablo “de nada sirven frente a los apetitos de la naturaleza pecaminosa” (Colosenses 2:23).

Yo sé que todas esas cosas las vemos como nuestras mejores intenciones para que las personas puedan llegar al conocimiento de Cristo, no lo vemos como manipulaciones, ni como coerción mental, pero al final eso son. Las personas terminan pasando por el proceso natural que deben pasar: enfrentarse con el pecado para conocer la gracia.

Tomado de www.ministros.org

Compartir