Los extremos son peligrosos

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Photo: Pixabay

La tecnología ha cambiado al mundo. La gente del siglo 21 depende de ella cada día más. La gente de hoy utiliza las computadoras para un sin número de operaciones. A través de ellas se hacen trabajos de investigación, se leen las noticias locales e internacionales, se compra o se vende cualquier articulo. También se logra la comunicación con otras personas alrededor del mundo, se hacen pagos, reservaciones de hoteles, restaurantes y hasta se compran boletos para actividades de entretenimiento. Cuantas cosas nos ha facilitado el desarrollo en este campo.

Sin embargo, el manejo inadecuado de la tecnología pudiera convertirse en una amenaza para la salud de sus usuarios. Este fue el caso de Sandra una mujer del estado de Ohio en los Estados Unidos.

Esta joven mujer, esposa y madre de tres niños de 2, 3 y 5 años respectivamente encendía desde muy temprano en la mañana su computadora, cerraba la puerta de su habitación para evitar distracciones y se sentaba frente al monitor donde invertía horas y horas del día. En más de una ocasión su esposo llegó al hogar luego de un día de trabajo para encontrar a Sandra en el mismo lugar donde la había dejado temprano en la mañana: frente a su computadora.

El problema de esta rutina en la vida de Sandra era que mientras navegaba en el Internet por más de doce horas al día, dejaba a sus hijos en la sala del hogar sin supervisión alguna. Esta práctica fue minando la salud del joven matrimonio hasta que un día el esposo decidió abandonar el hogar y dejar a Sandra. El frustrado esposo notificó a la policía y se inició una investigación de negligencia contra la mujer.

Todo en exceso es dañino. No importa cuan beneficiosa sea una práctica o rutina, si esta ocupa más del tiempo debido en nuestra vida, no pasará mucho tiempo sin que seamos afectados negativamente. El sabio Salomón nos advierte que aún las buenas prácticas y costumbres son potencialmente nocivas cuando perdemos la habilidad de dominarlas. Si encuentras miel, no comas más de la cuenta, no sea que de mucho comer la vomites. Si visitas a tu amigo, no lo hagas con frecuencia, no sea que se canse de ti y llegue a odiarte. Proverbios 25.16-17

 

El consejo salomónico nos recuerda que hay costumbres necesarias y saludables que nos beneficiarán siempre y cuando no las llevemos al exceso. Los extremos son sinónimo de peligro y falta de control. El manejo balanceado de los buenos hábitos bendicen nuestra vida.

Confirma el viejo refrán de que todo en exceso hace daño….el balance bendice.

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