¡Esto es la guerra!

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mujer guerrera_optEn mis ayeres solía escuchar un grupo llamado PETRA. Tenían una canción que decía: “Esto es la guerra”. Hoy, más que nunca, estoy convencida de ello. Vivimos una real -e invisible- encarnizada lucha contra espíritus malignos, seres tenebrosos que gobiernan este mundo. Sé que no nos gusta recapacitar mucho sobre el tema, pero ignorarlo no lo hace desvanecerse.

Incluso pienso que cuando yo no meditaba en ello se debía en parte a que no era una amenaza al ejército contrario, o que lo confundía con “emociones pasajeras”, “mitos y cuentos”, “mala suerte”. Pero hoy he ascendido de rango al de “madre”, y me doy cuenta que debo ser una “madre guerrera”.

El enemigo quiere acabar con mi hogar. Lo quiere hacer tanto que ataca por fuera y por dentro; toca las fibras sensibles de mi interior y desea, por sobre todas las cosas, robarme a mis hijos y a mi esposo. El enemigo se dedica a matar, robar y destruir, y eso hará si yo no hago lo que me toca: mantenerme firme.

No se me pide huir, como cuando se habla de batallar con los deseos del cuerpo que buscan lo ilícito; tampoco se me pide atacar, como cuando debo llevar cautivos mis pensamientos ante Jesús. Se me pide ponerme toda, sí, toda la armadura, y mantenerme firme.

Ser una madre guerrera no es fácil, pero voy aprendiendo. He comenzado a meditar mucho en la armadura para usarla con eficacia y no olvidarme de ninguna parte de ella. Quizá vaya compartiendo lo que aprenda en el camino, pero no prometo nada, pues el tiempo por ahora tampoco es mi aliado. Sin embargo, a las que me leen y son esposas y madres, las animo a que nos pongamos toda la armadura y nos mantengamos firmes. Luchemos como leonas por defender nuestros hogares.

Si bien sabemos que los corazones de nuestro esposo y nuestros hijos le pertenecen a Dios, muchas cosas pueden distraerlos de buscarle a él y encontrar en él refugio. Eso desea el enemigo. Distraer, minimizar, solapar. Amigas, ¡esto es la guerra!

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