Esa es la clase de amor que quiero para mi vida

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lunes 04 de marzo de 2013 – 01:05 p.m. 7595

«Hasta que la muerte los separe»

Un hombre de avanzada edad fue a la clínica para que le curaran una herida en la mano. Tenía bastante prisa, y mientras lo asistía, intrigado el doctor le preguntó: ¿qué era eso tan urgente que tenía que hacer?

El paciente respondió que quería ir a desayunar con su esposa quién, desde hace unos meses, vivía en una residencia de ancianos. Lamentablemente ella padecía de Alzheimer en estado muy avanzado.

Mientras acababa de vendar la herida, el médico, conocedor del deterioro que provoca esa enfermedad, le preguntó: ¿Si hoy llegara tarde su esposa lo notaría? El hombre le dijo. Ella ya no sabe quién soy. Hace ya casi cinco años que no me reconoce.

Entonces el doctor le preguntó extrañado.

Y si ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?

Le sonrió y dándole una palmadita en la mano le dijo: –”Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella”.

El doctor tuvo que contener las lágrimas mientras salía y se puso a pensar: «Esa es la clase de amor que quiero para mi vida».

El amor puede ser de muchos colores y sabores, hay amores que matan y amores sosegados y dulces. En el amor caben muchas posibilidades y no siempre el amor es ciego. Amar es un esfuerzo al que hay que dedicar mucho tiempo, algunos les ha durado toda una vida y otros se han quedado en el camino; nos han dado alegrías o nos han proporcionado tristezas.

Cuando el amor es usado negativamente y cuando se dirige hacia uno mismo, se trasforma en vanidad, egocentrismo y orgullo; distorsionado, se puede trasformar en odio y unido al miedo en celos.

Dentro de una relación de pareja no solo amar y ser amado es el alimento que proporciona satisfacción, también se busca la protección y la ayuda mutua, la confianza y la seguridad. Especialmente cuando ya se ha cumplido una edad madura en la que el sexo pasa a un segundo plano y se anhela, sobre todo, la estabilidad presente y futura.

El verdadero amor no se reduce a lo físico ni a lo romántico. El verdadero amor es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es…

El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. (1corintios 13:4-7)

Y tú estas dispuesto(a) a amar verdaderamente a tu esposo(a)? ¿Hasta que la muerte los separe?

Por: Lourdes Villarroel

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