El amor

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Mucho se ha escrito sobre el amor, y la mayoría de nosotras hemos leído sobre los diferentes tipos de amor:

Afecto familiar = Estorgue
Amor de amistad = Fileo
Amor de romance = Eros
Amor que permanece sin importar las circunstancias = Agape

Es a través del Apóstol Juan, “El Amado”, que descubrimos como ese sentimiento del amor va creciendo en el corazón humano.

Depende del carácter de la persona el crecimiento saludable del amor, hasta llegar a su madurez, esa madurez de la que todos los poetas escriben y que llena de ilusión los cuentos de niños. Porque es el carácter lo que impulsa el amor hacia su meta. No pongo en duda que en momentos otras emociones, sentimientos y palabras influyan, pero después que todo pasa, es el carácter de la persona la que da personalidad, vida, y virtud a ese amor.

El combustible del amor son las palabras y acciones; esas acciones y palabras son las que hacen que el amor llegue a su destino. Pero el fin de la trayectoria del amor es producido por las acciones. Si no actuamos sobre esos sentimientos, no podremos dar amor, no estamos dando amor, no se está recibiendo amor, porque el amor es un Verbo. Las palabras no son suficientes, tiene que venir acompañadas de la acción, entonces si podemos decir que amamos o somos amados.

El gran capítulo del amor nos recuerda:

“El amor es sufrido”… porque enseña a respetar aun cuando no estamos de acuerdo en algo.
“El amor es benigno”… porque el que ama, solo desea el bien del amado.
“El amor no tiene envidia”… porque todo le parece poco para el ser amado.
“El amor no es jactancioso”… porque no desea competencia con el ser amado.
“El amor no se envanece”… porque desea servir al ser amado.
“El amor no hace nada indebido”… porque no desea herir al ser amado.
“El amor no busca lo suyo”… porque desea hacer feliz al ser amado.
“El amor no se irrita”… porque tiene paciencia con el ser amado.
“El amor no guarda rencor”… porque siempre perdona al ser amado.
“El amor no se goza de la injusticia, sino se goza de la verdad”… porque ríe y llora con el ser amado.
“El amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”… porque el amor le da la fuerza para quedarse al lado del ser amado.
“El amor nunca deja de ser”… Y esa es el arma secreta que mantiene juntos a los que se aman.

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