En nuestro caminar diario es común bendecir o tratar bien a las personas que queremos como a nuestra familia, parientes, hermanos en Cristo, etc, pero raramente bendecimos a aquellos que nos tratan mal, nos desprecian o simplemente no nos llevamos bien, y esto es por que como seres humanos que somos, nos cuesta y se nos hace difícil reaccionar de buena manera ante una mala acción del prójimo, debido a esto debemos hacer un gran esfuerzo para reaccionar de manera diferente a lo que el mundo enseña. Veamos lo que Jesús dijo:

Pero a ustedes que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los maltratan. Si alguien te pega en una mejilla, vuélvele también la otra. Si alguien te quita la camisa, no le impidas que se lleve también la capa. Dale a todo el que te pida, y si alguien se lleva lo que es tuyo, no se lo reclames. (Lucas 6:27-30)

Yo se que al principio puede llevar un tiempo y esfuerzo lograr tratar bien y bendecir a esas personas que nos hacen de una forma u otra mal, pero si oramos a Dios y ponemos de nuestra parte nuestra decisión y voluntad de cambiar, en esta área lo lograremos. No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición. (1 Pedro 3:9).

Recuerda que aunque nos traten mal o nos digan cosas desagradables, Dios espera de nosotros respuestas y acciones buenas hacia esas personas, ademas nuestro Señor Jesús nos enseño que debemos tratar a los demás como queremos que nos traten a nosotros. (Lucas 6:31).

«Entonces sabiendo esto, bendigamos a los demás, sin importar lo malo de sus acciones, hagamos esto para ser bendecidos por Dios, sembremos bendición para cosechar bendición, y que de seguro hará de nosotros mejores personas.»

Por: Javier Fernández