Y Dios respondió las oraciones

Compartir

Hay mensajes que se esperan con expectativa. Unos, para alegrar nuestro corazón. Otros que nos despiertan inquietud y, un tercer grupo, el de aquellos mensajes que nos desencadenan zozobra. De esas misivas le llegó una a Esther Pérez. Era mediodía y su hijo llegó con la hoja de cuaderno escrita a mano. Era el listado de los útiles escolares que requerían para el período lectivo que apenas iniciaba.


–¡Santo Dios!—exclamó azarada–. Si tu padre ni siquiera ha recibido el salario y ya con este compromiso–.


Continuar leyendo “Y Dios respondió las oraciones”

Compartir

Comments are closed.

Y Dios respondió las oraciones

Compartir

Hay mensajes que se esperan con expectativa. Unos, para alegrar nuestro corazón. Otros que nos despiertan inquietud y, un tercer grupo, el de aquellos mensajes que nos desencadenan zozobra. De esas misivas le llegó una a Esther Pérez. Era mediodía y su hijo llegó con la hoja de cuaderno escrita a mano. Era el listado de los útiles escolares que requerían para el período lectivo que apenas iniciaba.


–¡Santo Dios!—exclamó azarada–. Si tu padre ni siquiera ha recibido el salario y ya con este compromiso–.


Su hijo no comprendía la angustia de la madre. Ella sólo atinaba a pensar, con rapidez y hurgando en su mente hasta la última alternativa disponible, que iban a hacer para cubrir el costo de los cuadernos, lápices y demás elementos que solictaban en la escuela primaria.


Junto con su esposo servían como pastores en una iglesia del sector más popular y humilde de Nuevo Chimbote, en el norte del Perú. No había dinero pero sí un cúmulo de necesidades.


–Mamá, ¿y por qué no oramos a Dios? Tú siempre dices que Él escucha nuestras oraciones. Tal vez ahora ocurra igual–, le dijo el muchacho. Es su forma infantil de racionalizar las cosas estaba convencido que el Señor respondería.


Aquellas palabritas esbozadas con inocencia y confianza, constituyeron un reto para la mujer. Y junto con el chico se dispusieron a clamar delante del Creador en procura de un milagro.


Poco más tarde el pequeño fue a la tienda a hacer un mandado casero. De regreso encontró un billete de cincuenta Soles, el equivalente de quince dólares. La mujer le miró emocionada. “¿Con esto bastará, mamá?”, le interrogó el niño. “Es una bendición ese billete, pero falta otro igual”, explicó la madre. “Entonces, Dios nos dará otro igual”, respondió el pequeñín.


Y aunque a usted le resulte increíble, horas después halló un segundo billete por el mismo valor. ¡Dios había sido fiel y respondió a sus oraciones!


Clame a Dios. la respuesta vendrá


En las Escrituras aprendemos que Dios es nuestro Padre. Y como tal, se ocupa de nuestras necesidades. Basta que creamos y afirmemos esta convicción en nuestro corazón. Y apenas aparezcan dificultades, clamemos a Él en oración.


El Señor Jesús lo dejó planteado en los siguientes términos: “Pues si vosotros, siendo malas, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le piden?” (Mateo 7:11).


Ore. Vaya a nuestro amado Padre en oración. La respuesta vendrá. Pero no lo haga únicamente en tiempo de crisis; búsquelo en los momentos de victoria, que es justo cuando más lo necesitamos.

Fuente: www.adorador.com



Compartir

Comments are closed.