“Si te escondes de Dios”

Compartir

Estaba pensando que muchos de nuestros mejores momentos los perdemos escondiéndonos de Dios.Quizás creas que esto no es así, y que en realidad pasas mucho más tiempo buscándole y que muchas veces no le encuentras  pero, amigo, si te detienes un momento a pensar detenidamente en tu día, verás que más son los momentos que te escondes de Dios que los que le buscas.


Continuar leyendo ““Si te escondes de Dios””

Compartir

Comments are closed.

“Si te escondes de Dios”

Compartir

Estaba pensando que muchos de nuestros mejores momentos los perdemos escondiéndonos de Dios.Quizás creas que esto no es así, y que en realidad pasas mucho más tiempo buscándole y que muchas veces no le encuentras  pero, amigo, si te detienes un momento a pensar detenidamente en tu día, verás que más son los momentos que te escondes de Dios que los que le buscas.


Tu puedes preguntarme y decir: ¿por qué yo me escondería de Dios? Ah, caminante amigo… ¿por qué se escondió Adán? ¿Cuál fue la razón que lo llevó a ocultarse? Por mucho tiempo solo tuvo del Señor cuidados y amor, ¿qué lo llevó a ocultarse?  Todo lo que lo rodeaba le había sido dado, aun había sido suplido en su soledad, ¿por qué se ocultó de El? El temor, primero, por el pecado, por haber sido desobediente. Antes lo compartía todo ahora no quería compartir esa acción. Sus palabras descubrieron sus actos, “tuve miedo, y me escondí”. ¿Por qué debemos tener miedo de Dios? A veces me pregunto ¿pero, si ni siquiera me ocultó a su hijo, su bien mas preciado? Sin embargo me paso mas parte del día pensando en si estoy bien oculto. ¿Acaso tu crees que no?


Mi querido amigo mucho es el tiempo que perdemos escondiéndonos de El, olvidando que El, ya lo proveyó todo, que hoy podemos entrar en Su Presencia sin temor, que a pesar de nuestra debilidad hoy tenemos pieles eternas para cubrirnos, tenemos su sangre porque de la misma manera que en el Edén, hoy sigue amándonos y mostrándonos cuanto nos ama, que quizás en realidad lo que no alcanzamos hoy es solo porque en nuestro afán de escondernos caminamos en la oscuridad, cuando El nos quiere hacer andar a su luz. Tal vez sería bueno que saliéramos de nuestros escondites y le dijéramos: “Señor, he pecado, Señor no alcanzo, Señor no puedo, o Señor no me siento digno, estoy desnudo y solo quiero esconderme”, o como Pedro decirle: “Apártate de mi que soy un hombre pecador”, o simplemente: “Sálvame Señor porque perezco”, quizás eso nos daría la posibilidad de caminar en su luz, pues en sus ojos ya estamos.


Aunque pensemos que podemos escondernos de El, eso es imposible, y sencillamente es imposible porque El nos ama de tal manera que aun en nuestro más horrible pecado no puede dejar de vernos a través del velo de la carne y cubiertos por la sangre, ¿tu puedes entender eso? No necesitas hojas de higuera para cubrirte, no tienes necesidad de esconderte, El ya proveyó tus vestidos, tu cubierta. Entiendo el corazón de Dios en una pequeña parte pues soy padre, y amo a mis hijos y no importa lo que hagan siempre hay un lugar más para amarlos en sus errores, aunque me duelan y me dañen… son mis hijos, eso no cambiará nunca. Hoy son ya adolescentes, hombres, y todavía cuando los miro parece que los veo cuanto tenían apenas unos años, y me arrancan sonrisas a pesar de sus equivocaciones, y quisiera que nunca tuvieran que sufrir ni tener necesidad, y a veces casi mudo los veo equivocarse y sé que van a tropezar pero callo para estar allí cuando necesiten levantarse.


Tal vez, amigo, pienses que soy un buen padre, yo te digo que no, que soy insuficiente, que también lucho con mis errores y mis equivocaciones, y a veces también me escondo, pensando que no verá mis equivocaciones o pecados pero, ¿sabes? lo que me alienta es saber justamente que Él los vé, y que si yo naturalmente siendo un hombre malo trato de hacer lo bueno, cuanto más El, que todo en El es amor, que a pesar de todo sigue todavía proveyéndome para que en cada equivocación regrese y en cada caída me levante, por eso amigo te digo que el mejor momento a veces lo perdemos escondiéndonos pues si no nos escondiéramos en esos momentos de error y pecado y saliéramos a El mostrando nuestras miserias, no encontraríamos juicio sino paciencia, no sentiríamos azotes sino caricias y en medio de nuestras lágrimas veríamos las suyas entremezcladas con las nuestras y sentiríamos sus brazos abrazándonos y vistiéndonos.


Tal vez, amigo mío, sea el tiempo de dejar de esconderte pues al fin El te conoce tal cual eres y no hay nada que le puedas ocultar y por si no lo sabías TE AMA y te amó desde el principio, así sin más y quiere ayudarte a cubrir tu desnudez…


Usado con permiso
©Ministerios El Camino
www.ministerioselcamino.org



Compartir

Comments are closed.