Estrellas en la corona

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Una señorita se hallaba ante el espejo, ajustando un ornamento sobre su cabello para que pudiera brillar mejor.
Estaba preparándose par ir a una fiesta. Observando por el espejo a su hermana pequeña, le dijo:
-Ana, ¿qué te pasa?
-sólo estaba pensando – replicó la niña.
-Pero, pensando, ¿qué?
-Pensando sobre lo que dijo mi maestro de la Escuela Dominical el Domingo pasado: Que si podemos ganar un alma para Cristo, tendremos una estrella en nuestra corona, y estaba preguntándome si mi estrella brillaría más que tu diamante.


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Estrellas en la corona

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Una señorita se hallaba ante el espejo, ajustando un ornamento sobre su cabello para que pudiera brillar mejor.
Estaba preparándose par ir a una fiesta. Observando por el espejo a su hermana pequeña, le dijo:
-Ana, ¿qué te pasa?
-sólo estaba pensando – replicó la niña.
-Pero, pensando, ¿qué?
-Pensando sobre lo que dijo mi maestro de la Escuela Dominical el Domingo pasado: Que si podemos ganar un alma para Cristo, tendremos una estrella en nuestra corona, y estaba preguntándome si mi estrella brillaría más que tu diamante.


La señorita fue a la fiesta y volvió cansada. Fue a su cuarto y halló a su hermana durmiendo. Sus rizos medio cubrían su frente. La hermana mayor se arrodilló al lado de la cama y tendiendo sus brazos sobre el cuello de la niña, dijo:
-¡Oh, Señor!, permíteme ser la estrella en la corona de mi hermanita.


Entonces despertándola, le dijo:
-¡Oye, querida! ¡Yo voy a ser la estrella de tu corona!. Lo que has dicho ha ganado mi corazón.


El maestro de la Escuela Dominical ganó a la niña y la niña ganó a su hermana, y la hermana ganó a otros después.
Y tú, hermano… ¿ya has ganado una estrella para tu corona?.



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