Dios existe, lo encontré

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El título de este tema es el de un célebre libro de un autor francés. Merece que nos detengamos en él. El autr no dice: “Dios exite, lo he demostrado”, sino: “lo encontré”. No evoca, pues, una demostración, sino un encuentro con una persona viva.


Para los incrédulos, la existencia de Dios constituye un difícil problema metafísico, pero este problema ya no preocupa a aquellos que viven relacionados con Dios. Si tengo un contacto visual, telefónico o epistolar con alguien, no tendré ninguna necesidad de que se me pruebe que mi interlocutor existe.


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El título de este tema es el de un célebre libro de un autor francés. Merece que nos detengamos en él. El autr no dice: “Dios exite, lo he demostrado”, sino: “lo encontré”. No evoca, pues, una demostración, sino un encuentro con una persona viva.


Para los incrédulos, la existencia de Dios constituye un difícil problema metafísico, pero este problema ya no preocupa a aquellos que viven relacionados con Dios. Si tengo un contacto visual, telefónico o epistolar con alguien, no tendré ninguna necesidad de que se me pruebe que mi interlocutor existe.


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El título de este tema es el de un célebre libro de un autor francés. Merece que nos detengamos en él. El autr no dice: “Dios exite, lo he demostrado”, sino: “lo encontré”. No evoca, pues, una demostración, sino un encuentro con una persona viva.


Para los incrédulos, la existencia de Dios constituye un difícil problema metafísico, pero este problema ya no preocupa a aquellos que viven relacionados con Dios. Si tengo un contacto visual, telefónico o epistolar con alguien, no tendré ninguna necesidad de que se me pruebe que mi interlocutor existe.


Las explicaciones acerca de la existencia de Dios, y del hecho de que Jesús es el enviado de Dios, son útiles para quien busca la verdad, aunque también pueden fortalecer la fe de los creyentes. Pero la existencia de Dios se vive más de lo que se puede demostrar. Se trata de creer a Dios, de confiar en Él, como respuesta a lo que Él nos dio como testimonio de sí mismo.


Jesús mismo agradeció a su Padre de que el Evangelio no fuese un asunto de inteligencia, sino que está al alcance de los niños. (Mateo 11:25) Dios desea que entremos en contacto con él. Esta comunicación fue establecida por Jesucristo, que murió para borrar nuestros pecados, pero que luego resucitó.


Recíbale como su Salvador. El le pondrá en contacto con Dios, a quien usted conocerá como Padre.


www.ministros.org



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